Es la bestia negra del Granada. Iago Aspas cumplió con su particular tradición de marcar cada vez que juega contra el cuadro nazarí. Y esta vez lo hizo en el momento más inoportuno posible. El de Moaña aprovechó un error en el despeje de la zaga rojiblanca para fusilar a Ochoa en el minuto 23. Hasta entonces el conjunto granadinista tenía el partido controlado. Kravets había gozado de una ocasión para adelantar a los de Alcaraz. Sin embargo, el gol del '10' celeste lo cambió todo.
Fueron minutos de dudas en los que Ochoa sacó una pierna providencial en el mano a mano contra Wass, que pretendía poner en valor una asistencia mágica de Aspas. El danés no la aprovechó, pero sí el belga Bongonda minutos más tarde. El extremo finalizó con acierto una pared con el icono del celtismo para ampliar la diferencia y llevar a los de Berizzo 2-0 al descanso.
En el segundo acto, Aspas quiso redondear su actuación con un tiro desde el centro del campo que golpeó el larguero. Ahí comenzó la reacción del Granada, que dio entrada a Atzili, Bueno y Ponce paulatinamente.
Kravets la tuvo en el minuto 72 tras una contra iniciada por Ponce. El ucraniano lo hizo todo bien, pero su chut desde fuera del área se fue por poco a la izquierda de la portería de Rubén. En el 85 los protagonistas invirtieron los papeles y Ponce remató rozando el palo.
El ucraniano insistió y tuvo el premio a su fe tras un error en una cesión de Cabral. El delantero regateó con clase a Rubén y marcó a placer. Quedaban cuatro minutos más el descuento. Los de Alcaraz arriesgaron en busca del empate en los instantes finales. El Celta esperaba con paciencia sus contras. En la primera, Señé obligó a lucirse a Ochoa. En la segunda, Pape Cheikh sentenció a un Granada volcado en ataque.